Descubre por qué Elton John no quiere dejar su fortuna a sus hijos, Zachary y Elías
La riqueza ilimitada y la fama son una combinación explosiva para un niño que crece ante los focos. ¿Qué futuro les espera a los ‘cachorros de oro’ de las celebrities?. Es el caso de Suri Cruise, ‘fashion victim’ desde bebé. Se viste como una adulta desde pequeña y tiene un guardarropa que ronda los 3,5 millones de euros. También es el caso de Blue Ivy Carter, la hija de Beyoncé y Jay-Z, posee un escaparate de una joyería o de Harper Seven Beckham, la “mini-yo” de mamá Victoria Beckham que se conoce las pasarelas de medio mundo desde que no levantaba dos palmos del suelo. Por eso el matrimonio, John-Furnish no quieren que sus hijos Zachary, de 5 años, y Elías, de 2 años, ambos frutos de la misma madre, crezcan apartados de la cruda realidad. Por eso, no quieren dejarles la fortuna, valorada en 258 millones de euros sin que aprendan el valor del trabajo duro.
En una entrevista con el diario inglés The Mirror, Elton se explica: “Por supuesto que quiero legar a mis dos hijos un estado financiero muy sólido. Pero es terrible dar a los niños una cuchara de plata en la boca (o como se diría en España nacer con un pan debajo del brazo). Eso les arruina la vida. Mis hijos viven la vida más increíble, soy consciente de que no son niños normales y no estoy fingiendo que lo son. Pero tenemos una cierta apariencia de normalidad, algo de respeto por el dinero, algo de respeto por el trabajo…”.
La pareja, que está preparando su testamento, pone como ejemplo a Warren Buffett, un magnate estadounidense que ha dejado la mitad de su fortuna, valorada en más de 68 billones de euros, a obras de caridad. No va a ser este ejemplo lo que el matrimonio Furnish-John quiere para sus hijos sino que conecten con la realidad y tengan los pies en el suelo cuando crezcan. “Estamos trabajando en los detalles y se trata de encontrar el equilibrio”, opina David.
La pareja también está de acuerdo con los comentarios realizados por Sting en 2014 quien dijo que sus hijos no heredarán su fortuna de 233 millones de euros y comparó a sus hijos con “albatros alrededor de su cuello”. Es más, Elton John apoya a su colega de profesión: “Creo que lo que dijo Sting es una buena idea. Viene de una familia de clase trabajadora y yo nací en una casa de protección oficial. He ganado todo lo que tengo a base de trabajo duro y los hijos tienen que aprender a hacer las tareas del hogar, a poner en orden sus habitaciones y ayudar en el jardín. Mis hijos entienden que tienen que hacer esas cosas cuando crezcan y lo disfrutaremos”.
Al describir la vida como padre, el famoso cantante y compositor de 68 años de edad se siente muy afortunado: “Tener hijos cambió todo en mi vida. He aprendido que las cosas más simples de la vida, como tener un minuto con ellos, valen más que cualquier pintura, cualquier fotografía, cualquier casa o cualquier disco de éxito. Antes de tener a nuestros hijos no teníamos nada que centrarse nuestras vidas. Realmente hemos encaminado las cosas porque ya tenemos suficientes bienes materiales. No hay otra cosa que necesitemos más que el amor de nuestros hijos”.
Lo que no recuerda el famoso cantante es que cuando nació su primer hijo, Zachary Furnish-John, se convirtió en el bebé con más pañales del planeta. Tenían pañales dispuestos por toda la casa para evitar que el pequeño se sintiera húmedo un solo segundo. Aunque, Elton John y su marido, David Furnish, insisten en que nunca mimaron a sus hijos, invirtió más de un millón de euros en la reforma del apartamento vecino al que posee en Los Ángeles para que albergara exclusivamente a su primogénito y a su ejército de niñeras. ¿Una reacción propia de padres primerizos forrados de dinero?.
No sabemos si los pequeños Zachary y Elías siguen el método educativo ‘Rie’ que hace furor desde hace algunos años en Hollywood. Lo practican actores como Helen Hunt, Tobey Maguire o Felicity Huffmann y ayuda a educar niños competentes, seguros, curiosos y con espíritu de colaboración. Hartos de la estimulación y de Baby Eistein, muchos famosos vuelven a lo básico: que los niños puedan desenvolverse en libertad, sin juguetes costosos que ahoguen su creatividad, y en un entorno seguro hecho a su medida.
La corriente es la adaptación de varias teorías pediátricas y neurológicas desarrolladas en los años 70 en Hungría, según las cuales estar demasiado pendiente de los niños, acudir a la primera queja o rodearlos de sofisticadas maquinitas, los convierte en seres pasivos y poco imaginativos. Deben aprender a moverse, a adaptarse, a calmarse solos.… Bueno, eso o que tenga a su disposición un ejército de entrenadas niñeras.
Deje un comentario