El Centro de Emigrantes de Melilla acogerá la primera boda gay entre un cristiano converso y un musulmán
Se llama Annouar Damani, es un argelino cristiano converso de 26 años de edad de Kabila, que está preparando su boda con su novio, un musulmán de la misma edad de origen marroquí en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla, CETI. Su historia es la de la superación del miedo al enfrentarse a sus familias y a un entorno hostil en sus respectivas patrias donde los homosexuales son perseguidos y castigados. A su novio marroquí le echaron de casa sus padres cuando descubrieron sus contactos en Facebook. Ambos han tenido que pagar un precio muy alto ya que sus respectivas familias les han repudiado.
Según cuenta Annouar en Eldiario.com, quiere dar la cara y hacer público su enlace para lanzar un claro mensaje: “Todos sabrán que nos hemos casado y así animaremos a los homosexuales del CETI a que cambien su mentalidad. Porque todos tienen miedo”.
Annouar y su novio se conocieron por Facebook. En el caso del argelino llegó a Melilla en febrero de 2015 y trabajó como voluntario para la Iglesia Evangélica y acabó convirtiéndose al cristianismo. Tiene un hermano que es Imán y asegura que ha recibido amenazas de muerte estando ya en Melilla.
De momento, Annouar y su novio, ya han iniciado los trámites para casarse en el CETI de Melilla pese a no tener aún reconocido el status de refugiado por el Gobierno español, un trámite que realizaron en el mes de enero pasado pero se han cansado de esperar que les llegue el asilo.
Annouar tiene muy claro los motivos por los que ha decido darle visibilidad públicamente a su relación a pesar de los peligros a los que se puede verse sometido,. También tiene claro lo que para él significa el matrimonio: “Queremos ser pasar la vida juntos. Eso es lo que significa para mí el matrimonio”.
Ambos aspiran a algo que para las personas que viven en países con legislaciones progresistas es normal: Poder vivir tranquilo junto al amor de su vida.
Desde Loottis aprovechamos la ocasión para felicitar a la pareja y darles mucho ánimo ya que ambos han demostrado una enorme valentía. Ojalá estos gestos hicieran a las autoridades magrebíes replantearse la legislación y ser más tolerantes con una situación que está separando familias basadas en estúpidas creencias.
La homosexualidad y la transexualidad están prohibidas por ley en Argelia y el pensamiento social que prevalece es abiertamente negativo e incluso violento. La ley no reconoce ni respeta los derechos civiles de los homosexuales; no hay establecimientos oficiales a favor de ellos y no se permite la formación de organizaciones políticas que militen por sus derechos. El acoso, la violencia e incluso el asesinato de homosexuales por parte de sus familiares, por fundamentalistas religiosos o por otros grupos de vigilancia suelen tolerarse. El Código Penal del país castiga la homosexualidad con multas económicas y una pena de entre dos meses y tres años de prisión.
El artículo 338 del Código Penal argelino menciona lo siguiente: “Aquellos que practiquen un acto homosexual serán castigados con una pena de prisión de entre dos meses y dos años, y una multa de entre 500 y 2 000 dinares argelinos. Si uno de los participantes es menor de 18 años, la persona mayor podrá enfrentarse a una pena de tres años de prisión y una multa de 10 000 dinares” y el artículo 333 establece: “Cuando se produzca un delito contra la decencia pública consistente en un acto contra la naturaleza con un individuo del mismo sexo, la pena será de entre seis meses y tres años de cárcel, y de una multa de entre 1 000 y 10 000 dinares argelinos”.
Las leyes penales se basan en la moral que prevalece en Argelia, que considera a la homosexualidad y a la transexualidad contrarias a la fe islámica.
La homosexualidad en Marruecos está constreñida por la visión que el islam impone. Los homosexuales masculinos se ven marcados por la hshuma (‘vergüenza’) y el haram (‘pecado’), en una sociedad en la que la distinción entre gays activos y pasivos sigue siendo muy grande.
El artículo 489 del código penal de Marruecos, introducido el 26 de noviembre de 1962, criminaliza «actos licenciosos o contra natura con un individuo del mismo sexo». Las penas pueden ir de 3 meses a 6 años de prisión y multas de 120 a 1200 dirhams. En general, la policía suele hacer la vista gorda, mientras los homosexuales sean discretos, aunque la situación ha cambiado en los últimos años y las autoridades marroquíes han aumentado la presión sobre la comunidad LGBT. No suele haber juicios por el artículo 489, posiblemente debido a las presiones internacionales que provoca. En cambio, se prefieren las acusaciones de «escándalo público». Según Kifkif, desde la independencia de Marruecos en 1956, más de 5000 homosexuales han pasado por los tribunales por delitos relacionados con el artículo 489, siendo en su mayoría hombres.
Como consecuencia, no existe ningún tipo de protección contra discriminación o abusos para los homosexuales, ni reconocimiento de ningún tipo ni individual, ni para parejas, ni para asociaciones. La ley también ha sido empleada contra turistas y residentes extranjeros.
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