Francia abandona su plan de tener un diplomático gay en la ciudad del Vaticano
Las relaciones diplomáticas entre Francia y Roma no pueden ser más tensas. El presidente galo, François Hollande, propuso a Laurent Stefanini para que encabezara la delegación gala ante el Vaticano el año pasado, iba a sustituir a Bruno Jouber. Pero la aceptación de las cartas credenciales se han ido retrasado durante meses, supuestamente atribuido a la homosexualidad de Stefanini y eso a pesar de que el alto funcionario galo es católico practicante, está respaldado por el arzobispo de París, está soltero y no tiene hijos.
“Embajador gay en el Vaticano, no”. Así era el titular que el dominical francés Journal du Dimanche publicaba hace un año afirmando que el Papa Francisco se negaba a validar la designación de Laurent Stefanini. El Arzobispo de París, el cardenal André Vingt-Trois, entregó una carta al homófobo Papa Francisco el 11 de febrero de 2015 donde se indicaba que esto era una provocación, sin importar el currículum de Stefanini, jefe de Protocolo del Eliseo. No obstante, Francisco I tuvo la oportunidad de conocer al diplomático, pues fue quien le dio la bienvenida el pasado noviembre en el aeropuerto de Estraburgo.
El Vaticano no se ha pronunciado oficialmente sobre los motivos del rechazo de Stefanini. Se cree que el diplomático tuvo una audiencia privada con el papa Francisco hace un año pero se ha mantenido en el más absoluto secreto los temas que se abordaron. Sin embargo, si el reconocimiento no ha sido explícito, equivale a un rechazo. No es la primera vez que el Vaticano toma un voto de silencio en un tema de esta clase. En 2008, Francia propuso al diplomático Jean Loup Kuhn-Delforge como embajador en la Santa Sede. Kuhn-Delforge vivía en unión libre con otro hombre. El papa Benedicto XI postergó durante un año su confirmación. La situación diplomática llegó a un punto tan álgido que Francia exigió que el Vaticano retirara a su nuncio papal en París y lo logró. Mientras tanto, no hubo embajador de Francia en el Vaticano por todo un año.
Pero en muchos asuntos, el papa Francisco está siguiendo una línea muy diferente a su predecesor en el trono de San Pedro. Cuando se le preguntó cuál era su postura ante la homosexualidad, su respuesta se hizo famosa: “Si alguien es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”.
Un portavoz de la Alianza Gay y Lésbica de Estados Unidos, Robert Simon, señaló que la jerarquía católica tiene entre sus filas a muchos prelados que son discretamente gays. “La Iglesia está forzando la hipocresía… Si eres un gay de armario, está bien… pero si eres abiertamente gay, no queremos hablar contigo”.
En su día las reacciones internacionales no se hicieron esperar. Esteban Paulón, Presidente de la FALGBT, expresó vía comunicado que “nuevamente Francisco demuestra que es Bergoglio. Que el odio que promovió hacia nuestro colectivo en ocasión del debate por la ley de Matrimonio Igualitario está profundamente enraizado en su forma de ver el mundo y que nada ha cambiado, a pesar de los gestos”. Asimismo agregó “la decisión de privilegiar el rechazo de la orientación sexual del diplomático galo por sobre sus credenciales y enorme trayectoria, demuestran cuán lejos está el Vaticano, y su líder el Papa Francisco, de promover un cambio profundo más allá del marketing y los sloganes vacíos de contenido”.
Por su parte Analía Mas, Secretaria de Género y Laicismo de la FALGBT concluyó “estamos impactados por este nuevo caso de flagrante discriminación por parte del Vaticano. Pero más nos impacta esta decisión que significa una intromisión de un Estado (el Vaticano) por sobre otro (el Francés) que soberanamente ha aprobado la ley de Matrimonio Igualitario y consagrado la igualdad legal de todas y todos sus habitantes”.
Sin embargo, la comunidad gay de París esperaba que el papa predicase con el ejemplo y se quedará esperando eternamente porque el país galo ha renunciado a la espera y ha llamado a Stefanini para que dirija la embajada francesa ante la UNESCO, la agencia con sede en París de las Naciones Unidas.
Si esto enfría las relaciones diplomáticas de Francia con el Vaticano, el pequeño y homófobo país se lo tendrá merecido. Que Stefanini sea gay no es motivo para discriminarle. Teniendo en cuenta los escándalos por pederastia de la Iglesia católica, más le valdría al Papa Francisco que hiciera una limpieza de ‘manzanas podridas’ entre los miembros de la Iglesia.
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