Investigan a los policías del caso del asesino en serie, Stephen Port: ¿Podría haberse evitado el asesinato de cuatro jóvenes gays?
La policía británica arrestaba en octubre de 2015 a Stephen Port, el maníaco sexual que tenía atemorizada a la comunidad gay desde 2011. Culpable de matar a cuatro jóvenes con edades comprendidas entre 21 y 25 años y aunque no se ha podido relacionar con todos, también tuvo que ver con la violación y fallecimiento de algunas de las otras 58 personas cuyas muertes se produjeron en extrañas circunstancias. Se considera el asesino más temible de la historia del Reino Unido. La novedad es que, por primera vez, la policía acaba de admitir que cometió errores.
Stephen Port empleó dosis mortales de la droga GHB, —ácido gammahidroxibutírico, una sustancia depresora del sistema nervioso central— para abusar de sus víctimas y acabar con sus vidas. Contactaba con sus víctimas a través de Grindr y otras apps de citas gay, una vez establecida la relación, les convencía para que fueran a su vivienda, ubicada en el este de Londres. Allí, agregaba GHB a sus bebidas, los violaba mientras estaban inconscientes y luego dejó sus cuerpos en el mismo cementerio cercano a su piso. La acusación encontró evidencias de que el delincuente veía pornografía extrema online mientras cometía sus actos vejatorios, circunstancia que sugiere que se inspiraba con esas imágenes de violencia sexual.
Stephen Port, de 41 años, fue condenado a cadena perpetua por asesinar a Anthony Walgate, de 23 años de edad y de Hull; al eslovaco Gabriel Kovari, de 22 años; Daniel Whitworth, de 21 años, de Kent y a Jack Taylor, de 25 años y de Dagenham. Fue declarado culpable de un total de 22 delitos contra 11 hombres, entre ellos, cuatro asesinatos, cuatro violaciones y 10 cargos por administrar una sustancia prohibida y cuatro agresiones sexuales.
Los 17 oficiales que se encargaron de la investigación ahora se enfrentan a un posible caso de mala praxis. Las familias de las víctimas afirman que si los oficiales hubieran hecho su trabajo correctamente, Port podría haber sido detenido antes de que matara a los cuatro jóvenes.
Es más, el ex jefe de Scotland Yard, Bernard Hogan-Howe, admitió que se habían cometido errores. “Deberíamos haber visto antes que estaba pasando algo malo pero nadie estableció la conexión en ese momento entre cada uno de los acontecimientos que desencadenaron en los asesinatos porque no tenía un elemento sospechoso de conexión evidente”.
Port se había visto implicado en la muerte de Walgate acaecida en 2014 pero se le dejó en libertad y se permitió que matara otras tres veces más. E incluso dejó notas de suicidio de las víctimas que la policía las tomó como verdaderas.
Peter Tatchell, activista de los derechos de los homosexuales, ha denunciado públicamente cómo se llevó el caso: “Si cuatro mujeres jóvenes de clase media hubieran sido asesinadas en Mayfair, creo que la policía habría hecho un llamamiento público mucho antes y montado una investigación mucho más amplia. El asesinato de cuatro hombres gays de bajos ingresos y de la clase trabajadora en Barking fue tratado de manera muy diferente”.
Poco imaginaban la doble vida de Port, que durante la edición de 2014 de Masterchef. Ayudó a dos concursantes –el cantante JB Gill y la actriz Emma Barton– a preparar una comida para un centenar de conductores de autobús. Un asesino en serie que trabajaba como chef que en un restaurante londinense.
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