La Iglesia Católica de Irlanda “a la caza” de seminaristas en Grindr
La cúpula de la jerarquía de la Iglesia Católica en Irlanda admitió su preocupación por lo que califican como una “atmósfera malsana que fomenta la cultura homosexual” en el seminario principal del país y se han reunido en un gabinete de crisis ante los crecientes temores de que seminaristas (sacerdotes en prácticas) utilicen la popular aplicación de contactos gays Grindr.
Como resultado de sus reuniones, los líderes de la Iglesia, por primera vez en su historia, han ordenado una revisión del “uso apropiado de Internet y de las redes sociales” en los centros de formación que tienen siglos de antigüedad y donde se forman los nuevos sacerdotes. También han acordado una revisión de su enfoque a los que anonimamente denuncien “cualquier conducta inapropiada”. Es decir, en Irlanda, la Iglesia católica retrocede varios siglos para volver a los tiempos de la Santa Inquisición y fomenta el chivatazo anónimo.
Las pesquisas se llevaron a cabo después de que monseñor Diarmuid Martin, arzobispo de Dublín, dijo que se “estaba boicoteando” el seminario en el que los estudiantes que se preparan para ser sacerdotes son enviados a Roma en lugar de la Universidad de San Patricio en Maynooth, Co Kildare, que está a sólo poco más de 25 kilómetros de la capital.
Monseñor Martin calificó esta decisión basada en “una atmósfera insana que estaba creciendo en Maynooth” expuesta a través de acusaciones anónimas en blogs y redes sociales donde se habla de que se fomenta en el seminario de Maynooth “una cultura gay ya que los estudiantes han estado usando una aplicación llamada Grindr que fomenta la sexualidad promiscua”. El arzobispo también indicó que los denunciantes que tratan de revelar esas “irregularidades reclamado a la atención de las autoridades” estaban siendo apartados del seminario.
Los cuatro arzobispos y 13 obispos de más alto rango en Irlanda han pedido a la iglesia de Roma que realice auditorías independientes sobre el funcionamiento de ambos seminarios irlandeses: Maynooth, en el condado de Kildare y San Malaquías, en Belfast por unas acusaciones anónimas y comentarios de medios sociales que son “especulativas o incluso maliciosas”.
Monseñor Martin dice que Grindr no es apropiado para el entrenamiento de los hombres que aspiran a convertirse en sacerdotes célibes y en un comunicado les emplaza a que pasen más tiempo en el apoyo a las familias y a las mujeres como predicaba San Francisco: “Una aplicación es algo que fomenta la sexualidad promiscua, que ciertamente no es de ninguna manera la visión de la sexualidad madura que cabría esperar en una cura”.
La Iglesia irlandesa encubrió los abusos sexuales a niños en connivencia con el Estado durante más de 30 años. La política de la Iglesia irlandesa era: “no preguntes”, “no lo cuentes” lo que les ha costado caro porque han tenido que pagar cifras millonarias a las víctimas de los abusos. Personas a las que nadie resarcirá de los daños psicológicos que les causaron y es que las denuncias sobre abusos sexuales es un “mal endémico” en las instituciones católicas de Irlanda. Por eso con los nuevos seminaristas quieren cortar de raíz. Como si los instintos de la naturaleza humana y la sexualidad se pudieran reprimir con sólo no pensar en ello. Ser célibe, eso sí que es ir contra natura pero, claro esta, se les desmontaría el negocio a la Iglesia católica.
Hace unos años el propio arzobispo de Dublín, monseñor Diarmuid Martin, reconocía que “ninguna disculpa” sería suficiente para paliar el dolor de las víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos. Martin decía que el abuso sexual de menores “es y siempre fue un delito en la ley civil y la canónica”, así como un “pecado grave”: “Ofrezco a cada uno de los superviviente mis disculpas, pena y vergüenza. El hecho de que los abusadores eran sacerdotes representa una afrenta para el sacerdocio. Ninguna palabra de disculpa será suficiente”, agregaba el arzobispo. Aunque se pidan disculpas esta claro que la Iglesia está cometiendo los mismos errores ahora con los seminaristas.
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