Piden prohibir los exámenes anales forzados en el mundo por ser “degradantes, inhumanos y carentes de validez”
La oficina en Ginebra de Human Rights Watch, el “Observatorio de Derechos Humanos”, una de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en el mundo dedicada a la investigación, defensa y promoción de los derechos humanos con sede central en Nueva York y oficinas en 13 ciudades del mundo ha sacado hoy a la luz un informe de 82 páginas en el que denuncia que al menos en ocho países en los últimos cinco años se han practicado exámenes anales forzados a mujeres transgénero y a hombres acusados de mantener relaciones consentidas con personas del mismo sexo. HWR los califica de “carentes de valor probatorio y son una forma de trato cruel, inhumano y degradante que, en algunos casos, puede constituir tortura. Los exámenes fueron dolorosos y degradantes, y para algunas personas la experiencia había sido vivida como una forma de violencia sexual”.
El informe lleva por título “Ultraje a la dignidad: Exámenes anales forzados en procesos penales por homosexualidad“, se preparó a partir de entrevistas efectuadas a 32 hombres y mujeres transgénero que fueron sometidos a revisiones anales forzadas en Camerún, Egipto, Kenia, El Líbano, Túnez, Turkmenistán, Uganda y Zambia por profesionales de la salud que introducen el dedo u objetos dentro del ano del supuesto acusado.
Neela Ghoshal, investigadora sénior del programa de derechos LGBT de Human Rights Watch los calificó de “Práctica invasiva, ultrajante y absolutamente denigrante, que viola claramente las obligaciones de derechos humanos de los gobiernos. En 2016, ninguna persona debería ser sometida a exámenes tortuosos y degradantes fundamentados en teorías desacreditadas desde hace 150 años. Para empezar, nadie debería ser arrestado por su conducta sexual privada; los exámenes anales forzados añaden un nivel adicional de barbarie y abuso absolutamente sin sentido. Cada país debería garantizar los derechos fundamentales y la dignidad de las personas acusadas de conducta homosexual, y reconocer que la prohibición de la tortura se extiende a todas las personas, con independencia de su orientación sexual o su identidad de género”.
En abril de este año, en Loottis relatamos la pesadilla sufrida por seis estudiantes tunecinos que fueron detenidos en Kairouan (a unos 160 kilómetros al sur de la capital), el 4 de diciembre de 2015, después de que su casa fue asaltada por la policía en base a los informes del servicios de inteligencia local que afirmaban que “un número indeterminado de homosexuales estaban utilizando una casa en Kairouan para hacer actos de sodomía”.
Un estudiante llamado Jamel describió su tortura: “Empezaron diciendo que somos homosexuales y como lo negamos, entonces empezaron a golpearnos, patearnos a todos juntos”. Jamel también compartió que uno de los policías les ordenaron que se quitaran los calzoncillos para ver si su vello púbico lo tenían afeitado. Los estudiantes fueron llevados al hospital al día siguiente y se vieron obligados a someterse a exámenes anales.
Otro estudiante llamado Amar cuenta lo que ocurrió cuando se negó a obedecer las órdenes: “Yo fui el primero en entrar en la sala donde estaba el médico. Le pregunté al doctor, “¿Cuál es la prueba?” El dijo: “Una prueba como una mujer”. Lo que significa una prueba de virginidad. Le dije: “No, no me voy a hacer esa prueba”. El policía me gritó: “¡Respeta al médico!”. Yo le dije: “Estoy respetando el médico, pero rechazo la prueba”. Entonces el policía me dijo que escribiera que rechazo la prueba. Me llevó fuera a un pequeño jardín. Me pegó, me dio una palmada en la cara y me dio un puñetazo en el hombro y me dijo: “Vas a hacerte la prueba”. El médico no estaba mirando, pero sabía que estaba siendo golpeado. El policía me empujó de nuevo a la habitación y le dijo al médico: “Él va a hacerse la prueba” “.
Desde el pasado 16 de junio, Kenia legalizó la “sonda anal” como prueba para “cazar” gays. Mathew Emukule, juez del Tribunal Superior de Mombasa, negó que se hubiera violado la Constitución de Kenia y el derecho internacional y desestimó el recurso presentado: “No encuentro ninguna violación de la dignidad humana, el derecho a la intimidad y el derecho a la libertad de los peticionarios”, dijo.
Dos hombres habían solicitado en una resolución judicial anular estas pruebas para determinar la homosexualidad tras ser detenidos en febrero de 2015 bajo la sospecha de tener relaciones sexuales gays. Si son declarados culpables, podrían enfrentarse a 14 años de cárcel.
Un burdo fotomontaje de una sodomización incitaba a la homofobia social en Uganda en diciembre de 2012 y le destrozaba la vida a Chris Mubiru, jefe deportivo de los Sports Club Villa. Bajo el titular “Smoked Out” (“Al descubierto”), el tabloide amarillista ugandés Red Pepper se jactaba de haberle “pillado in fraganti” sodomizando a un jugador y mostraban una foto de ambos en ese comprometido momento. Mubiru pasó 8 meses en la cárcel y le realizaron la prueba anal.
“Louis”, quien fue sometido a un examen anal forzado en Camerún en 2007, cuando tenía 18 años, dijo nueve años después a Human Rights Watch: “Todavía tengo pesadillas sobre el examen. A veces, me quedo despierto durante la noche pensando en ello. Nunca creí que un médico podría hacerme algo así”.
La “prueba anal” implica examinar el ano para comprobar si hubo penetración y si hay rastros de esperma y tomar una foto de “estudio” de la forma y tamaño del agujero. Si es más ancho, lo más “probable” es que la persona ha participado en relaciones homosexuales. Prohibida por el derecho internacional y desacreditada desde el siglo XIX, son prácticas ampliamente conocidas en todo el continente africano con el nombre de las “pruebas de la vergüenza”. El Líbano ha tomado medidas para poner fin a esa práctica pero en Egipto o Túnez son prácticas comunes como pruebas en los procesos penales. El uso de los exámenes anales forzados pareciera ser un fenómeno reciente en Uganda y Zambia.
Este es el vídeo que Human Right Watch ha elaborado sobre el informe donde se aporta la información de profesionales de la sanidad en el que valoran como carente de validez las pruebas anales:
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