¿Por qué es importante un seguro de salud?
Un seguro de salud permite una cobertura médica integral, de acuerdo a las necesidades del paciente.
Dadas las listas de espera y otras incomodidades de algunos estamentos sanitarios, este tipo de seguro viene a cubrir una necesidad en una sociedad en donde cada día hay mejor salud, aunque paradójicamente también más patologías dada la mayor esperanza de vida y ciertos hábitos.
Entre las ventajas de los seguros de salud podemos destacar evitar las mencionadas listas de espera: personal experto en tratamientos especializados, te atenderá en poco tiempo a pesar de que tu lesión sea considerada leve.
Te ahorrará tiempo. Te permitirá reincorporarte a tus actividades y así mantener intacta tu economía. También tus relaciones. Todos sabemos que algo “no grave” puede resultar más que molesto para muchas personas. Y, por supuesto, se te atenderá con el mayor celo profesional cuando tu dolencia sea grave.
Pero la agilización en listas de espera no es el único motivo para contratar un seguro médico de salud.
Un beneficio claro de los seguros sanitarios es la libre elección de facultativo. Si deseas un médico en concreto, ya sea de familia o especialista, podrás optar por el que prefieras sirviéndote del cuadro médico que corresponda a tu seguro.
Los seguros de salud familiares permiten una atención en clínicas donde destacan los avances tecnológicos en radiología, estomatología, obstetricia y muchas de las ramas más importantes de la medicina.
La higiene es uno de los puntos sobresalientes de centros hospitalarios en donde la pulcritud exterior se asocia con la interior.
En cuanto a la economía familiar, existen seguros que proponen diferentes modalidades: pago simple o sin copago, reembolso y de copago. Nuestra recomendación es utilizar algún comparador de seguros de salud para comprobar las diferencias entre seguros y ver precios y qué ofrecen.
En cualquiera de los casos, los precios abonados serán inferiores si se computan las visitas al médico particular que pueden realizarse a lo largo de todo un año. El seguro se contrata habitualmente por un año, si bien puede optarse a pagos mensuales sin incremento de la póliza.
En el pago simple, la persona asegurada abonará idéntica cantidad periódica según lo expuesto en la póliza. Se aconseja para pacientes que acudan habitualmente al médico, así como para los que elijan un plan fijo anual, lo que hará más fácil calcular el ahorro.
Cuando existe copago, el asegurado, aparte de abonar las tasas corrientes, deberá pagar alguna cantidad cuando necesite servicios médicos. De ahí se sea preferible para personas que no suelan acudir con mucha frecuencia al médico.
Por su parte, en el de reembolso, la persona asegurada podrá no solo optar por los facultativos del cuadro de su aseguradora, sino que podrá hacerse visitar por el especialista que elija en todo el territorio nacional.
En este caso, el asegurado abona la visita para, posteriormente, serle devuelto parte del dinero desde la aseguradora. Es aconsejable para quien requiera profesionales médicos concretos que no tienen porqué hallarse en su ciudad de residencia.
En definitiva, la comodidad, el ahorro y la ausencia de desagradables esperas, son tres de los pilares básicos sobre los que se sustenta la razón de firmar este tipo de pólizas. Aunque, por supuesto, te recomendamos que las leas bien antes de firmarlas, confiando solo en compañías de probada reputación.
Siéntete arropado desde la primera llamada telefónica, desde la misma sala de entrada al centro sanitario; puede que no sea tu mejor día, pero los profesionales harán lo posible por revertir la situación… siempre en tu favor.
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