‘En el punto de mira’ destapa la farsa del lucrativo negocio de las terapias para curar gays en España
Cuando hablamos del tema de las terapias de reorientación sexual o de conversión sexual pensamos en los EE.UU y en esos curanderos contra los que el presidente Barack Obama está librando batalla para su prohibición en todo el país por los daños psicológicos y las perniciosas secuelas que causan en los pacientes y por ser unas terapias que son internacionalmente desacreditadas. En el nuevo programa de investigación que emite la cadena Cuatro, “En el punto de mira” quedó patente que estos perniciosos tratamientos también son un lucrativo negocio que mueve mucho dinero y que no está cuantificado puesto que las personas que se someten a ellos no denuncian por temor al estigma social.
Aproximadamente, un 15% de la población española no acepta su orientación sexual. Por eso, en el programa de anoche pudimos ver los casos de varios pacientes que fueron estafados por estos pseudos terapeutas. Uno de ellos es Alberto Rodrigo, un joven gay que reside en Madrid y que no teme a dar la cara. A los 18 años pensaba que la homosexualidad era una enfermedad y quería “curarse”. Para ello, recurrió a la religión y se puso en manos de un pastor evangélico que, entre otros remedios para acabar con su supuesta enfermedad le recomendó frotarse con aceite ungido su miembro viril y “orar muchas horas al día para curarme”.
Alberto incluso acudió a un congreso de terapeutas que se celebró en México y allí es cuando terminó por confirmar que se trataba de un lucrativo montaje. Al finalizar la jornada de conferencias, uno de los congresistas le invitó a que le acompañara a una sauna gay. Con el paso de los años, Alberto ha aprendido a aceptarse y a valorarse tal y como lo que es: Una persona con una orientación sexual tan válida y sana como otra cualquiera.
Un periodista del programa se hizo pasar por Omar, un joven gay de 24 años, y acudió a la consulta de una coach que se anunciaba en Internet para ayudar a los gays a curarse. Así descubrimos que cobraba 80 euros por consulta y que trataba la homosexualidad como un trastorno de la personalidad. La supuesta coach le dijo al joven barbaridades como que la falta de una referencia paterna en su ámbito familiar le había llevado a esta tendencia sexual, como si carecer de un progenitor hace que te vuelvas gay, lesbiana, transexual o bisexual. También le dijo que no haber tenido relaciones sexuales con chicos era un punto a su favor para “curarse” o que un hombre nunca puede estar con un hombre porque no se complementan. Un pensamiento arcaico y retrógrado.
Además, le proponía una serie de pautas para “alejar los malos pensamientos” sobre chicos y técnicas para despistar la mente. Como si pudieras olvidarte de tu verdadera orientación sólo con no pensar.
Cuando el periodista Luis Troya abordó a la coach en la calle y le pidió explicaciones sobre sus tratamientos, se negó a contestarle y le emplazó a que concertara una entrevista con ella pero jamás contestó al cuestionario de preguntas que le planteó “En el punto de mira”. De hecho, esta terapeuta se anunciaba en Internet como miembro de la Federación Internacional de Coacher, ICF. Su presidente en España, Jesús Rodríguez, constató que esta terapeuta jamás perteneció a esta entidad y remarcó que “el coaching es un proceso de acompañamiento y de inspiración para resaltar las potencialidades de la persona. Nosotros no discriminamos a las personas por su orientación sexual y menos aún curamos. Cuando vemos a una persona con una patología lo derivamos a un profesional. Enviaremos un burofax a esta señora por uso indebido y fraudulento de la marca”.
En el programa también conocimos a Ángel, un hombre que a los 17 años no se aceptaba por ser homosexual y, por ello, hasta se planteó suicidarse. Se puso en manos de un terapeuta que le recetó la castración química para bajarle la líbido y otros mecanismos disuasorios como colocarse gomas del pelo en la muñeca y tirar de ellas cada vez que veía un chico que le parecía guapo. Así asociaba a los hombres con el dolor.
Aunque parezca increíble este joven estuvo entre 15 a 20 años de tratamiento y se gastó unos 30.000 euros en unas terapias que no han servido más que para causarle un daño psicológico y vaciarle la cuenta corriente. Ángel asegura: “Si te crees que estás enfermo, te sometes”. Y de esa premisa se aprovechan estos farsantes.
También intervino Jesús Generelo, presidente de la FELGTB, quien aclaró que este negocio fraudulento no se persigue porque no hay una ley que lo prohíba en España y las víctimas por temor al estigma social no denuncian. “No existen datos de personas engañadas pero conozco a gente que ha llegado a arruinarse. La clave está en que es dinero en negro y unas prácticas fraudulentas que causan un daño psicológico y económico irreparable”, remarcó el activista.
En Loottis os recordamos que la homosexualidad no tiene cura puesto que no se trata de una enfermedad sino de una orientación sexual tan normal como otra cualquiera. No dejes que farsantes te desplumen. Entre todos lograremos que no hagan negocio con el sufrimiento de las personas.
Deje un comentario