Rabino extremista condenado por el asesinato en primer grado de una menor en el Orgullo de Jerusalén 2015

Rabino extremista condenado por el asesinato en primer grado de una menor en el Orgullo de Jerusalén 2015

Yishai Schlissel, el ultraortodoxo que mató a puñaladas a Shira Banki e hirió a seis personas antes de ser neutralizado por la policía, todos participantes en la marcha del Orgullo Gay de Jerusalén en julio de 2015, ha sido declarado culpable ayer martes de asesinato en primer grado, de seis cargos de intento de homicidio y un cargo por causar daños corporales extremos. Y es que Schlissel era reincidente. Acaba de salir de la cárcel unos días antes de perpetrar el homicidio tras cumplir una condena en 2005 por cometer un ataque idéntico. Lo que el año pasado causó indignación y conmoción internacional y por parte del Gobierno israelí, la oposición, rabinos y líderes ultraortodoxos que condenaban el ataque en la Ciudad Santa.

Tres jueces de la Corte de Distrito de Jerusalén: Nava Ben-O, Refael Yacobi y Arnon Darel, describieron la acción de Schlissel como “un acto oscuro y cruel que  ha extinguido la luz de su vida [de Shira Banki], sus sueños y sus esperanzas”.

La acusación afirmó que Schlissel había instado a  judíos ultra-ortodoxos en Jerusalén y de Modi’in Illit, un asentamiento israelí situado al oeste de Cisjordania, a tomar medidas en contra del Orgullo. El día del desfile se compró un cuchillo de cocina con el propósito de “matar o herir” a los participantes. Y logró acabar con la vida de Shira Banki e hirió a otras seis personas más: Yarden – Noy, Kfir Gil, Noam Eyal, Yael Belkin, Sagiv Satkolshtick y Sheli Bar Niv.

Yishai Schlissel

Dos de las víctimas, Eyal y Bar Niv, asistieron a la vista del veredicto e hicieron declaraciones para los medios de comunicación: “Vine a ver exactamente de qué cargos se le condenaba. La cárcel no cumplió con su función la primera vez …es un peligro para la gente … a cuantos más cargos se le condena será mejor para la seguridad del público”, dijo Eyal. En cuanto a Bar Niv afirmó que “espero que no vea la luz del día otra vez … me siento más tranquilo sabiendo que no va a poder asistir a otro desfile”

El tribunal criticó la actuación de la policía por actuar tarde y no poner medidas para evitar el apuñalamiento. Según el tribunal, “A partir de las evidencias, está claro que la policía estaba al tanto de las amenazas originadas por el acusado, que fue liberado poco antes del desfile. La facilidad con la que el acusado logró penetrar y llegar a los manifestantes para que pudiera perpetrar su esquema hasta que fue detenido, es inconcebible. Llegó a un puesto de control policial colocado al comienzo de la calle Lincoln y todo lo que hizo le hacían sospechoso pero nadie le dio la orden de abandonar la zona”, afrimó el tribunal, señalando que la policía no había aprendido bien las lecciones del ataque de 2005.

El tribunal también hizo un llamada a la Knesset (el Parlamento israelí) para que apruebe una ley para que el Estado pueda controlar y hacer un seguimiento a los convictos violentos, incluso después de que cumplan condena. A diferencia de los delincuentes sexuales, donde tras su salida de prisión tienen restricciones y quedan a merced de un supervisor y en un programa de rehabilitación, no hay ningún poder legal para imponer tales medidas sobre delincuentes no sexuales pero extremadamente violentos como Schlissel.

El primer testigo de la acusación cuando el juicio comenzó hace meses fue Eran Tzidkiyahu que vio la carnicería de Schlissel y declaró que si no hubiera sido ultra-ortodoxa, habría recibido un disparo en el lugar tan pronto como los cuerpos de seguridad se dieran cuenta de que sostenía un cuchillo en la mano: “Toda persona que saca un cuchillo le disparan aunque deje de ser una amenaza para la población civil”, dijo.

En su discurso de apertura, el abogado de Schlissel, el defensor público Zejariá Shinkolovsk, trató de argumentar que no tenía la intención de matar a la gente que atacó incluso si él podría haber tenido la intención de hacerles daño sería a nivel menor.  Pero el abogado de la acusación, Oshrat Shoham, rechazó este argumento, señalando que tenía testigos que demostraban que Schlissel había iniciado el ataque con violencia y con la intención de asesinar.

Desde la lectura de los cargos que se le imputaban en septiembre de 2015 al veredicto de ayer martes, Schlissel mantuvo su posición de negarse a reconocer la autoridad del tribunal: “Dios, el creador del mundo, no les proporcionó la autoridad para juzgar y por eso no me interesa hacer preguntas o responder a ellas”.

A pesar de la negativa de Schlissel a la representación legal, el tribunal ordenó en septiembre que estuviera representado por la Oficina del Defensor Público. El martes, Schlissel ignoró a la corte durante la audiencia, apartando los ojos de los jueces y los asistentes, fijando su mirada al suelo, prácticamente inmóvil y sin demostrar emociones.

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