Un tribunal dictamina que la pareja de adolescente lesbianas arrestadas en Marruecos por besarse son inocentes
Por fin una noticia positiva que nos llega desde un país musulmán. Sanaa y Hajar, de 16 y 17 años, fueron vistas besándose y abrazándose en el tejado de una casa en Daoudiate, una barriada de Marrakech y fueron arrestadas el pasado 27 de octubre. Según los informes policiales, Sanaa había invitado a Hajar, una adolescente sin hogar, a entrar en su casa. Se besaron, pero fueron fotografiadas por un tío de Sanaa, que le mostró la imagen a la madre de la chica quien alertó a la policía alegando que se negaba a ver a su hija en un acto escandaloso con otra chica de 17 años.
Si bien en numerosas ocasiones se han procesado a hombres homosexuales, el caso de Sanaa y Hajar es el primero relacionado con una pareja de lesbianas, con el agravante de que ambas son menores de edad. Las jóvenes marroquíes eran detenidas en la localidad de Inezgane, tras la difusión de un vídeo por las redes sociales en el que se estaban besando. Sus abogados solicitaban la libertad condicional de las jóvenes. El Tribunal de Primera Instancia de Marrakech se la concedió el pasado 3 de noviembre, con la obligación de que comparecieran en el juicio que comenzó al día siguiente. Unas sesiones que se han prolongado durante más de un mes.
Según la declaración de la defensa de Sanaa y Hajar a la que tuvo acceso la organización Human Rights Watch, afirmaron que fueron “obligadas a firmar confesiones falsas” y describieron su relación como “amistosa”. Una de ellas incluso denunció haber sido maltratada estando bajo custodia policial. Esta semana un tribunal cerrado al público, el juez dictaminó que las niñas eran inocentes y que “debían ser atendidas por sus familias”.
Omar Arbib, de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, calificó la detención de “arbitraria y de error”. Desde luego no sabemos las consecuencias para las dos jóvenes que se pongan en manos de sus respectivos tutores legales teniendo en cuenta que fue la propia madre de una de ellas la que les denunció ante la policía. Sólo nos podemos alegrar de que no vayan a un reformatorio o a la cárcel, lugares que son tercermundistas en países como Marruecos hubieran sufrido todo tipo de vejaciones.
Marruecos en un país LGBTIfóbico en el que son habituales las detenciones de gays. Uno de los casos más destacados se produjo en la localidad de Beni Mellal. En marzo pasado, una multitud asaltó a una pareja gay que tenía relaciones sexuales en un domicilio. Les agredieron física y verbalmente para exhibirlos desnudos en la calle, condenando además a uno de ellos a dos meses de cárcel mientras que se liberaban a los atacantes. Un vídeo del salvaje ataque se viralizó en las redes sociales. También en junio pasado, se condenaban a seis meses de cárcel a otra pareja de homosexuales que habían sido sorprendidos manteniendo relaciones sexuales en el interior de un coche en Guelmim.
Las organizaciones de derechos humanos están tratando de derogar la ley que criminaliza la homosexualidad y liberar a las personas que están en la cárcel por sexo gay en virtud del artículo 489 del Código Penal que contempla condenadas de entre tres meses a seis años de prisión y multa de hasta 1.200 dirhams (en torno a 125 euros) para los infractores y que persigue lo que denominan “actos contra natura con individuos del mismo sexo”.
La situación actual en Marruecos contrasta marcadamente con su posición histórica como refugio para hombres homosexuales, cuando eran perseguidos en Europa, el año pasado era España la que concedía asilo a 77 personas homosexuales. Actualmente, el problema no sólo afecta a la ley, sino a los valores sociales imperantes tan fuertemente conservadores y reaccionarios, que rechazan las relaciones homosexuales y no tienen piedad para denunciar aunque se trate de personas menores de edad y de su propia familia, como es este caso. El Gobierno marroquí, encabezado por el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), excluía de la actual reforma del Código Penal los artículos más polémicos que tienen que ver con las libertades individuales y sexuales, como los que castigan la homosexualidad, el adulterio y las relaciones extramaritales.
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